Había una vez un chico que se llamaba Juan que vivía en Nueva York.
Su madre le dijo que sus amigos le habían invitado a una fiesta de pijamas. Pasaron unas cuantas horas y volvió a sonar el teléfono, Juan lo cogió. Era uno de sus amigos:
- Lo siento, Juan. No puedes venir, tengo la varicela y todos mis amigos también. No podemos hacer la fiesta del pijama.
- No pasa nada - contestó Juan - yo estoy muy cansado y tampoco quiero venir. Adiós.
Cuando ya era de noche, Juan dormía y sonó de nuevo el teléfono. Juan contestó pero nadie hablaba. De repente alguien tocó a la puerta. Juan abrió y... ¡Se encontró con un monstruo de un solo ojo!
Juan se asustó muchísimo.
El monstruo le dijo:
- Tranquilo, tranquilo, yo soy bueno... He venido a jugar contigo.
El muchacho se tranquilizó un poquito y el monstruo le dijo:
- No pasa nada chico, me llamo John. He venido para ver si quieres ser mi amigo porque todo el mundo se asusta de mí, creo que soy lo más aterrador del mundo. ¿Tu quieres ser mi amigo?
- Claro, a demás te llamas como yo, John es Juan en inglés.
El chico y el monstruo se quedaron dormidos profundamente. Cuando se hizo de día, Juan estaba en la cama y buscó a John por todas partes pero no lo encontró.
En la puerta había una nota:
MUCHAS GRACIAS, JUAN. HA SIDO LA MEJOR NOCHE DE MI VIDA.
UN BESO, JOHN.
Fin